La reunión del día de ayer tuvo como resultado una extensión en las medidas de cara a lo que será el club en el futuro inmediato
Todo el escándalo de las redes sociales en las que se han visto envueltos los directivos mayores del FC Barcelona ha terminado en pleno manto de duda. Directamente, porque se dio de una forma bastante informal, donde las decisiones planeadas pasaban a la extensión en la medida que se reunieran los datos y se planillara una asamblea general.
Y así ha sido, dos de los vicepresidentes del club se han pronunciado, sobre todo para cargarle el fuerte ala de culpa a Josep María Bartomeu, y a Jaume Masferrer. El segundo fue relegado de sus funciones de forma contundente, y se espera puedan seguir la desbandada una vez se efectúe el complemento de los eventos investigativos.
Emili Rousaud, que es el candidato continuista junto a Jordi Cardoner ha exigido al presidente adelantar de forma certera una convocatoria que busque esclarecer los hechos en la medida que se garantice la transparencia. Junto a otros directivos se ha acordado escudar la propuesta de forma que el legado esté bien soportado en bases de seguimiento.
Con la destitución de Masferrer no solo se ha ganado tiempo, debido a la prolongación de la reunión oficial extendida hasta el día jueves. Sino que se busca de una vez por todas, mitigar el hecho directo que tiene en jaque mate a la junta directiva presidida por Bartomeu. Eso si, no hay nada favorable, de hecho las repercusiones del tema han sido muy graves, y podrían ser peores en caso de solventar las sospechas.
Al no levantarse ningún acta todo ha quedado ahí, sin más ni más, pero el jueves con todas las legalidades, podrían salir conclusiones fuertes, en las que se sospecha pueda estar incluida la asamblea de elección pactada para el verano. Al FC Barcelona la estantería se le cae a pedazos, y en este instante no hay quien tome el mando. Mala señal para un equipo pende de un hilo, pierde dos partidos y se le va todo.