El jugador brasileño está ante la gran oportunidad de convertirse definitivamente en una súper estrella del fútbol
Vinicius Júnior, más allá de las burlas inmerecidas que recibe, tiene todo para ser una estrella del fútbol y dominar la próxima década. De ahí que ya su salario sea de crack total. El jugador brasileño del Real Madrid ha tenido que lidiar con muchísimos factores que entorpecen su puesta de largo. Una época difícil de asimilar tras la salida de Cristiano Ronaldo y su comparación de inicio con Neymar.
Porque al llegar Vinicius, se le pide primero ocupar el hueco que deja el máximo goleador de la historia del Real Madrid. Tras tres años consecutivos levantando la Champions League. Y desde Brasil se insiste en que es el nuevo Neymar. Y le comparan con Pelé en precocidad.
El salario de Vinicius en el Real Madrid
Con ese caldo de cultivo, la presión es máxima para un chico de apenas 18 años que acaba de abandonar su casa para jugar en el Real Madrid. Pero es que además cae en una fase deportivamente mala del conjunto blanco, con dos años consecutivos cayendo a las primeras de cambio en Europa.
Pronto se ve que tiene maneras de crack. Porque no le tiembla el pulso a la hora de atreverse a gambetear rivales. Incluso ante el FC Barcelona se echa al equipo a la espalda. Sin embargo, su pésima fortuna de cara al gol genera una fama que será difícil de quitar.
Eso sí, con eso y con todo, Florentino Pérez lo tiene entre sus preferidos. El mandamás del Real Madrid sabe que está ante un fenómeno de masas en Brasil y no escatimó con el salario de Vinicius. No hay más que ver lo que genera cada publicación de Tik Tok. Vinicius es un filón y por eso está tan bien protegido en el Real Madrid. Su salario es de auténtico crack, con 3, 6 millones limpios al año. Tiene contrato hasta 2025 y a buen seguro que a medida que suba el nivel irá escalando también a nivel salarial.
Orígenes de Vinicius Júnior
Vinicius Júnior nació en un entorno muy peligroso donde la compra y venta de drogas y la presencia de armas no permiten a las familias criar a sus hijos en paz. Visitar la casa donde el madridista nació no es y no será fácil para los fans que un día puedan llegar a planteárselo. Un desconocido es un intruso y en Brasil la vida de los intrusos cuesta poco.
Porto do Rosa es un humilde barrio de São Gonçalo, el município más poblado de Rio de Janeiro. La bahía de Guanabara rodea esta localidad que nada tiene que ver con la turística capital. Casas sencillas, sin ornamentación, decoración o cualquier detalle externo que no sea el estrictamente necesario.
Ruido. Del tráfico que no cesa y de la gente, que a pesar de las dificultades no pierde la sonrisa. Y la esperanza. Cada cinco pasos surge o una iglesia evangélica o un letrero anunciándola. “Deus é fiel”, es uno de los mensajes que más se repite.
Entre trapicheos, robos, necesidad y la lucha diaria por subsistir, Vinicius fue alimentando una ilusión: jugar al fútbol y poder con ello ayudar a su familia. Nunca fue orientado, como otros niños, por el deseo frustrado de sus progenitores.
Vinicius comienza a jugar con 5 años
Su padre, Vinicius, se apañaba para mantener la casa y los gastos de sus dos hijos, Vinicius Júnior y Alessandra, además de su mujer, Fernanda. Hasta que el niño cumplió cinco años. Fue entonces cuando empezó a jugar en una unidad de las escuelas de fútbol que el Flamengo tiene repartidas por todo Brasil en busca de talento.
“Solo le gustaba el balón. Siempre destacó por encima de los otros chicos. Tenía una capacidad técnica muy superior y era muy dedicado, comprometido y trabajador”, explica ‘Cacau’, su primer entrenador. “Era tímido y a veces introvertido, pero dentro del campo se transformaba”, añade Valeria Beraldini, directora de la ‘escolinha’.
A los 10 años pasó a formar parte del Flamengo, siendo ya trabajador del club. Sin salario. Solo le ayudaban con algunos gastos que no cubrían todo lo invertido en desplazamiento. Ese era el salario de Vinicius. A veces tenía que coger dos autobuses diferentes para recorrer los 73 kilómetros de distancia entre São Gonçalo y el centro de entrenamiento.
El salario de Vinicius cambia la vida de su familia
A los 14 años un primo de su padre, Ulysses, le ofreció que Vinícius fuera a vivir con él y su mujer, Tatiana, a un barrio de la zona norte de Rio de Janeiro, también distante pero mucho más próximo al centro de entrenamiento. Con dolor por alejarse de su hijo y verlo en sus raros días libres, los padres aceptaron. Con un fin: facilitar la vida del pequeño para que pudiese cumplir su sueño de triunfar como futbolista.
En poco tiempo el Flamengo le hizo un contrato que permitió que todos cambiasen de vida. Cuando el Real Madrid lo fichó con apenas 16 años, ya vivía en Barra da Tijuca, uno de los barrios más exclusivos de Rio de Janeiro y donde se concentran futbolistas, presentadores, actores y todo tipo de celebridades.
Fueron pocos meses de adaptación antes de enfrentarse a otra mayor: el salto a Europa. Estuvo solo seis meses en el equipo profesional del Flamengo. Ya sabían en su círculo más próximo que el tiempo compitiendo en Brasil iba a ser corto. Tenía a varios de los clubes europeos más importantes detrás de él desde los 12 años. El Real Madrid solo se llevó el gato al agua porque Vinícius resultó ser madridista.
Seguía a Cristiano Ronaldo, comentaba algunas jugadas del equipo en su antigua cuenta de Twitter y celebraba sus victorias en la distancia. El Barcelona lo quiso contratar también y sus padres incluso llegaron a viajar a la ciudad condal para conocer las instalaciones y evaluar cuál de las propuestas, si la del Real Madrid o la del Barcelona, valía más la pena.
Pero Vinicius solo quería triunfar en el Real Madrid. Desde los 14 años comenzó a vivir mejor, permitió que su familia se mudara a una zona más exclusiva. Pero con la firma con el Real Madrid y de la mano de Nike, el salario de Vinicius pasó a ser el de un crack mundial. El futuro es suyo.