El comensal se robó toda la atención de su cita, gracias a su piercing no visible
La nueva temporada de First Dates inició con adrenalina y emociones a tope, gracias al accesorio de Nano en una parte íntima. El técnico de enfermería de 33 años, llegó al restaurante de Cuatro para probar que se siente estar con una mujer de nuevo. Cabe aclarar que el badalonés es bisexual al igual que su cita.
La otra parte de la cita fue Estela, una dependienta de 33 años, con un hijo de 3 años, que llegó al confundida al dating show. “Yo creo que ahora estoy más perdida en la vida que nunca. Pero es que ni de adolescente estaba tan perdida como ahora”. La mujer también relató que el duro trabajo de ser madre es algo que no estaba en sus planes.
La primera impresión de Nano fue positiva, y Estela ha soltado una pequeña sonrisa que la delató en First Dates
Nada más al entrar por la puerta del restaurante, la madre soltera soltó una pequeña sonrisa y de sus ojitos se pudo ver un brillo. El catalán lo pudo notar y declaró, “La primera impresión ha sido espectacular, porque al verme ha sonreído y me he fijado en su sonrisa. Luego me he fijado en las manos y sus manos me han gustado muchísimo. Y luego, en su cabello, un cabello espectacular”.
El enfermero no se equivocó, pues la misma comensal ha confesado que físicamente le ha gustado. ” “Me han gustado sus cejas. Lo que más me ha gustado de él han sido sus cejas”. Luego de intercambiar algunos datos han pasado a la mesa para iniciar la velada. Su tema de entrada fueron los tatuajes y los piercings, y parece que ello ha bastado para saber que su química era muy grande.
Nano quedó sorprendido con la decisión final de Estela en First Dates
Cuando su tema predilecto fueron los tatuajes y los accesorios metálicos, la chica se animó a contar su experiencia. “Tengo muchos, pero justo este vestido me tapa todo el brazo, La primera vez que me tatué fue porque me dijeron, como te tatúes, te echamos de casa, y me tatué desde la cadera hasta la nuca”. El enfermero le mostró su tattoo del antebrazo, y cuando la chica le preguntó por piercings, vino la gran incógnita.
El badalonés le contestó que tenía un accesorio en una parte que no era visible, y la chica se asombró de manera abismal. “Cuando me ha dicho que tenía piercings no visibles, solo podía… ¿Tú sabes lo que yo tenía en la cabeza? Su prepucio todo el rato”. Tal vez ese detalle fue el que terminó espantando a la dependienta, que al final declinó la posibilidad de seguir conociendo al enfermero, a pesar de que esté si quería una segunda cita.