Otro error grotesco de la plataforma deja a los aficionados con una mano delante y otra detrás
Mundotoro TV el canal dedicado a la transmisión de corridas de toros, ha sido un completo fracaso desde el primer día. En su primera retransmisión desde Sevilla, los abonados experimentaron problemas técnicos, incluyendo interferencias, fallas de conexión y paradas de imagen. Unos problemas que regresaron este pasado domingo.
El alemán que ha financiado Mundotoro TV puede ser un gran aficionado a los toros, pero ha fallado en reconocer la importancia de la tecnología en la televisión actual. Desafortunadamente, después de este fracaso público, el número de abonados puede haber disminuido significativamente y es poco probable que se unan más.
Mundotoro TV enfada a los aficionados
A pesar de que algunos aficionados han tratado de justificar los problemas técnicos como algo que podría suceder con dispositivos piratas, Mundotoro TV es un dispositivo legal que debería haber sido probado y verificado antes de pedir el dinero de los clientes. Es decepcionante para los abonados que han pagado por un servicio que no pueden disfrutar plenamente.
La empresa ha demostrado ser una decepción total desde el primer día, lo que sugiere que su futuro es incierto. Si un canal de televisión no puede retransmitir lo que promete, ¿cuál es su razón de ser? Es poco probable que tenga suficientes abonados para mantener el costo del canal y, como resultado, puede que se cierre antes de lo esperado.
Otra muestra del difícil camino que atraviesa la tauromaquia
Es crucial que las empresas comprendan que el dinero es algo muy serio y, cuando proviene de personas humildes que han ganado su dinero de manera honrada, se convierte en una cuestión aún más importante. No es justo que una empresa haga que sus clientes paguen por un servicio que no pueden disfrutar.
Si Mundotoro TV no puede ofrecer un servicio confiable y de calidad, entonces debería cerrar sus puertas. Una situación límite que vuelve a dejar en evidencia el mal momento que atraviesa la tauromaquia. Las empresas no quieren saber nada y las pérdidas son millonarias.