El mensaje inquietante de Charlie Brooker para Netflix en la sexta temporada
En la recién estrenada sexta temporada de Black Mirror, el creador Charlie Brooker continúa explorando las sombras oscuras que la tecnología proyecta en nuestra sociedad. Dos de los episodios que destacan en esta temporada, “Joan is awful” y “Loch Henry”, llaman la atención por su enfoque en los peligros ocultos de Netflix y cómo podríamos estar vendiendo nuestra privacidad sin siquiera ser conscientes de ello.
En “Joan is awful”, el espectador es testigo de una situación aterradora que plantea la posibilidad de que Netflix haya obtenido derechos sobre la vida de las personas sin que lo sepamos. La trama se centra en una jefa déspota que, al buscar entretenimiento en una plataforma similar a Netflix llamada ‘Streamberry’, descubre que hay una serie con su propio nombre y protagonizada por Salma Hayek Pinault.
Black Mirror: dos perspectivas sobre los peligros ocultos de la tecnología
Lo espeluznante ocurre cuando al darle al botón de reproducción, la serie muestra todos los detalles de su vida diaria, lo que provoca que su pareja huya despavorida. Al intentar demandar a la compañía, se da cuenta de que en las condiciones de uso, había consentido ceder sus datos para la creación de la serie. Este episodio nos lleva a cuestionar si realmente sabemos qué información estamos compartiendo con plataformas como Netflix. En el episodio “Loch Henry” se sumerge en una trama más realista y cruda.
Aquí seguimos la historia de un joven que viaja junto a su novia a su pueblo natal para realizar un documental sobre un asesino en serie que de alguna manera, fue responsable indirecto de la muerte de su padre. A medida que avanza la grabación del documental, se desentrañan eventos que cambiarán su vida de forma negativa y permanente. A pesar de vender el documental a la misma plataforma “Streamberry” (similar a Netflix), y ganar premios y fama, su vida personal se hunde en la miseria.
El oscuro reflejo de la realidad detrás de Netflix
Estos dos episodios de Black Mirror, aunque ficticios, nos plantean dilemas éticos y morales que son sorprendentemente relevantes en la era de la tecnología y el entretenimiento en línea. Nos recuerdan que cada vez que consumimos contenido en plataformas como Netflix, podríamos estar entregando más de lo que estamos dispuestos a ceder.
Sin duda, la sexta temporada de Black Mirror nos entrega dos episodios inquietantes que ponen de manifiesto los peligros y dilemas éticos que podríamos enfrentar al utilizar plataformas como Netflix. “Joan is awful” nos advierte sobre la privacidad y el uso de nuestros datos personales, mientras que “Loch Henry” nos muestra el precio del éxito y la pérdida de la identidad en el mundo digital. Ambos episodios nos invitan a cuestionar la relación que tenemos con la tecnología y a considerar las implicaciones de nuestras acciones en línea.