A veces, la realidad supera a la ficción. En el mundo del deporte, especialmente en la Fórmula 1, se esconde una trama digna de una película. Carlos Sainz, el piloto español, reveló recientemente detalles sorprendentes sobre cómo llegó a ser parte del equipo más icónico de la F1: Ferrari.
El Secreto de Sainz
Si bien Carlos brillaba en McLaren, compartiendo asiento con Lando Norris en lo que popularmente se conoce como la Papaya Army, el destino tenía otros planes para él. Un giro inesperado se presentó con la salida de Sebastian Vettel hacia Aston Martin, dejando un codiciado asiento en Maranello. Pero, ¿cómo se materializó esta oportunidad?
Firmar en la Sombra
“Tuve que firmar con Ferrari a escondidas“, confesó Sainz en ‘Il Festival dello Sport’. Es que aún tenía compromisos con McLaren. Imagina la tensión: firmar para el equipo de tus sueños sin poder contárselo al mundo. Es como tener en tus manos el boleto ganador de la lotería, pero sin poder gritar de emoción.
El Encanto de Maranello
Cualquier amante del automovilismo sabe que Ferrari es más que un equipo, es una leyenda. Y para Sainz, llegar a Maranello fue un despertar inolvidable. Usando sus propias palabras, es “como entrar en una ciudad”. Y, sinceramente, ¿quién no se emocionaría al vestir ese emblemático rojo por primera vez?
Un Padre Orgulloso
El momento más emotivo para Carlos, sin duda, fue ver a su padre, una leyenda del automovilismo en su propio derecho, al borde de las lágrimas al ver a su hijo llevar el estandarte de Ferrari. “La responsabilidad se siente más grande en Ferrari que en cualquier otro sitio”, expresó el piloto, evidenciando la carga y el honor de representar al Cavallino Rampante.
El Despertar Más Sorprendente
Pero, sin duda, la anécdota que dejó a todos con la boca abierta fue la manera en que oficializó su contrato con Ferrari. Mientras dormía profundamente, su padre lo despertó para informarle que el contrato había llegado. Sainz, entre el sueño y la sorpresa, firmó sin ser totalmente consciente de la magnitud de ese momento. Al despertar, la realidad lo golpeó: estaba oficialmente unido a Ferrari.