Un lateral y un mediocampista, las ofensivas del ‘cholo’ para desarmar una de las sorpresas de la temporada anterior
En el Atlético de Madrid es normal por estos días que se recubra de muchas noticias su ambiente. Primero, el campo de las salidas, y ahora el de las incorporaciones, que tiene como medida justa pulir un trabajo que no ha terminado de dar buenos resultados del todo. La eliminación en Champions ha sido su punto de partida, y por eso su entrenador lanza dos dagas.
Ambos residentes en el Getafe de José Bordalás, han llegado a explotar esta temporada con presentaciones para el recuerdo. El primero de ellos es Mathías Olivera, un lateral izquierdo que el mismo Simeone ha pedido para dar completitud al trabajo de Renán Lodi. Con solo 22 años ha demostrado ser una fiera, y un jugador al que se le puede exigir más cada vez.
Un cambio de roles podría en este instante facilitar los acuerdos
Pensar esto unos meses atrás era prácticamente imposible, en primer lugar por la competencia misma, y en segundo por la aplicación de unos y otros al sistema de respaldo financiero del estado. Hoy, sin embargo, las cosas se muestran diferentes, y se habla incluso de cifras concretas. Si Olivera pasa al colchonero, se verían obligados a soltar a Manu Sánchez, que parece tener todo arreglado con el Osasuna.
Además, Darío Poveda ha hecho su parte, yendo directamente a la entidad de la capital a título de cedido. Jugador al que se le puede sumar Víctor Mollejo, que no le han dado muy buenas expectativas en la entidad colchonera. Toda una migración conveniente, que abre las relaciones y le ponen tintes de posibilidades latentes al tema.
Arambarri, otro más al proyecto en respuesta a salidas muy fuertes
Y si lo de Mathías Olivera era una chance tremenda, ni qué decir de lo de Mauro Arambarri. Llegará al colchonero si es que sale uno de estos dos jugadores: Thomas Partey o Héctor Herrera. Al medio campo le hace falta un jugador temperamental, consolidado y con talento, y tienen claro que este cumple a la perfección con todas las exigencias.
El valor de salida de Mauro Arambarri se ajusta a su cláusula de rescisión, que es de 25 millones de euros. Hasta el momento no hay indicios que esto vaya a ser así, y menos por la delicada situación financiera, pero van a esperar, ya que en tiempos de mercado lo único que interesa es la pasta. Hay que verle.