Cuando las cosas van mal, no se puede cambiar de golpe a los más de 20 jugadores que forman normalmente una plantilla de fútbol profesional. Es por ello que la cuerda siempre se rompe por el lado más débil, por el de los entrenadores. El motivo está en que todos los clubes se excusan en intentar encontrar ese denominado técnico revulsivo o milagro que les saque a flote cuando la situación necesita un cambio de rumbo.
Figura que no ha sido pocas veces las que ha tenido éxito. Uno de los casos más claros está en el Espanyol. Y es que el club la ciudad condal salvó la categoría gracias a los revulsivos de Luis Fernández, Javier Clemente o Miguel Ángel Lotina en la pasada década. Su vecino el FC Barcelona también tiró de algo parecido con Radomic Antic en 2002, cuando con el equipo en tierra de nadie y finalmente logró clasificarse finalmente para la Copa de la Uefa.
Asimismo, tampoco cabría olvidar las hazañas de Gregorio Manzano con el Real Mallorca o el Rayo Vallecano en la pasada década, la de Fernando Vázquez en el Deportivo de la Coruña, que a pesar del descenso, acabó llenando de ilusión a una afición deshauciada, la gesta de Javier Clemente con el Athletic de Bilbao en 2006, o el gran trabajo de Juande Ramos al frente del Real Madrid en 2009, después de la destitución de Schuster. De la misma manera, la buena labor de Gorosito en el Xerez en el año 2010, la del malogrado Manuel Preciado en el Rácing de Santander , Antonio Tapia en el Málaga CF, José Antonio Camacho en Osasuna, Ernesto Valverde en el Valencia CF, Juan Arza en el Sevilla FC, Luis Aragonés en el Atlético de Madrid en los años 70, o las de Abel Resino en el Celta de Vigo y Lucas Alcaraz en el Granada CF la pasada temporada, también tienen ya su hueco en la historia de nuestro fútbol.
Eso sí, los cuentos no siempre acaban bien y comiendo perdices. Y es que hay ocasiones, en las que por mucha buena intención, el destino del equipo estaba en la Segunda División. Así, es el caso de los propios Clemente, Manzano, Lotina, al frente de Real Valladolid, Mallorca y Villarreal en los últimos cuatro años. O el de Antic en el descenso del Atlético de Madrid en 1999 o la mala experiencia de Hristo Stoichkov con el Celta de Vigo o De Biasi en el Levante.
El último club en acogerse a este tipo de circunstancia milagro ha sido el Real Betis con la contratación de Juan Carlos Garrido, estando como colista de Primera División. El refranero futbolístico de nuestra Liga dice que a entrenador nuevo, victoria segura. Veremos si se confirma este fin de semana.