El rosarino cumple con roles mucho más allá de lo que representa ser un jugador de fútbol
La llegada de Lionel Messi al FC Barcelona, ha representado para el club la obtención de grandes hazañas en compañía de innumerables títulos que han hecho de los catalanes uno de los equipos más laureados del mundo. Ahora, con el pasar del tiempo, todo el marco de lo que representa el argentino se ha convertido en un problema institucional que desemboca o se condiciona por el hecho ser o no del gusto del jugador.
Barcelona en el mes de agosto, vivió uno de los episodios más que relevantes con la noticia que impactó el mundo del fútbol, el rosarino se iba y dejaba al equipo que lo formó gracias a la desilusión y el desacuerdo del argentino con decisiones administrativas que desencadenaron un mar problemas en la interna de la institución.
¿Más que un referente un administrador?
En las instituciones más grandes del mundo, es normal ver cómo sus jugadores forjan la grandeza de estos a partir de liderazgo, entrega, amor por la camiseta etc., aptitudes y cualidades que por más de 17 años Messi ha venido desarrollando no solo para beneficio personal, sino también para engrandecer lo que ya era el Barcelona antes de su llegada.
Sin embargo, el rosarino no se ha sabido mostrar en los últimos años como ese jugador con la responsabilidad de llevar sobre su espalda la imagen y el laurel de la institución catalana, tal parece hay amenazas diarias del argentino para el despido del entrenador que llegó con el propósito de nivelar egos y reestructurar imaginarios en el vestuario blaugrana.
Y una muestra de lo que vive el cuadro catalán hoy en día con el rosarino es lo que aconteció con el ex entrenador Tata Martino, quien habría confirmado amenazas de Messi para la continuidad de este al frente del equipo, tal y como Andoni Zubizarreta (ex-director deportivo del Barcelona) reveló.
Cohesión y alineación para la construcción de un equipo ideal
Barcelona a lo largo del tiempo ha tenido jugadores de los más grandes de todo el mundo, pero ninguno como Lionel Messi. No obstante, el peso que además los medios le han sabido dar le dejan una potestad evidente que determina hasta la efectividad en la toma de decisiones para alinear o no a un jugador.
Esto, escenario que no le ha sabido dejar al Barcelona réditos congruentes y constantes para que la alineación y cohesión que debe haber entre cuerpo técnico y jugadores estime construir más que un equipo, una institución con la grandeza suficiente para seguir y pelear en la élite del fútbol europeo.