El programa lleva los temas al límite, mezclando opinión e información, con protagonistas que en ocasiones salen dañados
El Chiringuito de Jugones se ha convertido en uno de los grandes programas de moda en el panorama televisivo. La audiencia que acumula no deja de crecer, provocando que Atresmedia haya procedido a renovar el modelo por dos temporadas más. Una situación que ha generado alegría entre sus seguidores, aunque la realidad del éxito del programa es clara.
Lejos de intentar ser un medio de pura información, El Chiringuito aporta una dosis de opinión en al que aparecen figuras de exjugadores, periodistas y forofos apasionados, que llevan al límite sus opiniones. Una mezcla explosiva que dota al programa de un toque de “barra de bar” como ha confirmado en más de una ocasión Josep Pedrerol.
Sin embargo, la realidad es que más allá de la pantalla que proyecta El Chiringuito, se esconde la crítica y la polémica. No importa el protagonista, sino conseguir generar debate con opiniones totales y muy radicales en algunas situaciones. Una mezcla de información – actualidad – opinión que engancha a sus aficionados.
Las audiencias, por otro lado, le abren las puertas de representantes y contactos importantes, que han dotado a Pedrerol y compañía de información adelantada, con la consecuente crítica al programa de los colores que viste, los cuales son también un recurrente de Pedrerol para reclamar más espectadores.