Una buena temporada bastó para convencer a los jefes merengues de irse a por él
Villarreal ha tenido un remate de campaña sencillamente espectacular. Su nivel, de lejos ha estado a la altura de las exigencias, y se ha logrado meter a competiciones europeas con su maratón asombrosa. Y en ese margen, han quedado algunos señalados, para bien claro está, como es el caso de André Zambo Anguissa.
El mediocentro africano, que en La Cerámica supo lo que era brillar, está preparado para dar el gran salto. Muchos le ven con esas cualidades de ser el remplazante de Casemiro, que en el Real Madrid es más que un compuesto de la plantilla, es el eje de toda acción tanto defensiva como ofensiva por su gran salida y precisión.
Para negociar con el objetivo, deberán poner una pasta importante a un club de Inglaterra
Anguissa apenas lleva una campaña en España, y pese a haber demostrado toda su calidad y nivel, no pertenece al submarino amarillo. Su pase es propiedad del Fulham, que en el pasado abonó 25 kilos para el que ellos consideraban iba a ser la gran estrella de las filas de su club. Sin embargo, su inconsistencia le han lacrado y le han enviado a probar suerte en otro sitio.
Hoy es consagrado como uno de los mejores de Europa en esa posición, y por el que ya muchos han entrado a preguntar. Pieza clave, con ese manto se vende, porque de su equilibrio nació el empuje que ha llevado a los de Javier Callejas de las zonas medias directo a la Europa League, con seguro directo a la zona de grupos.
Ya los avales están firmados, Anguissa es tentado muy de cerca
Real Madrid se ha metido de lleno en el papel de comprador, y aunque sabe que los contactos deben establecerse con el club inglés, tiene la oferta en sus manos. Con 20 millones pretenden desequilibrar la balanza, y mucho más al tratarse de un jugador que de allí ha salido como descarte y piedra en el zapato.
Zidane muy pocas veces se ve tan convencido de un hecho como este, y es de extrañarse que ya ha levantado su pulgar. Lo tiene al camerunés como un laborioso, un jugador que resigna la vistosidad de su juego para salvar los papeles de los demás, cumpliendo como pivote y corrector de los movimientos de quiénes se lanzan al ataque con voracidad.