Los jugadores siempre son más importantes, y en sus declaraciones lo dejó en evidencia
El ex lateral del Real Madrid de los galácticos, Roberto Carlos, habló durante una entrevista amena con un medio portugués dejando a flote temas sensibles que ya levantan polémica. Su figura, sus privilegios y hasta la manera de imponer las condiciones, fueron parte de la pequeña muestra que desató de inmediato reacciones en las dos direcciones.
Allí, enfatizó mucho en los entrenadores, personas que siempre han estado por debajo de la postura del grupo de futbolistas que son los que a final de cuentas, dan al club lo que se espera. En su relato habló de Vicente del Bosque y la historia de los galácticos, del fugaz paso de José Antonio Camacho, y de la irrupción perdida de Varderlei Luxemburgo.
Comienza diciendo que el éxito formaba parte de la alegría del grupo, pero insiste en que Del Bosque era muy permisivo y eso generó ciertas conductas inapropiadas. Por ejemplo, los lunes y a veces los martes, luego de cada partido, los jugadores se iban a celebrar, por tal motivo les era concedido el ir a entrenar en horas de la tarde, sobre las 17:00 horas y no en la mañana como era costumbre.
Camacho y una postura que le costó el puesto en tiempo récord
Por eso, y una vez del Bosque dejara ser el entrenador del Real Madrid, José Antonio Camacho asumió, queriendo imponer ciertas condiciones que no fuera avaladas. En su postura serena y hasta tosca, quiso concretar un horario que no fue admitido; duró poco más de una semana en el cargo.
El siguiente en la lista fue su compatriota, Luxemburgo. Los jugadores tenían sus costumbres, una de ellas era tomarse una cerveza y compartir unos vinos antes y durante la cena previa a los juegos. Entre Roberto Carlos y Ronaldo quisieron llevar la fiesta en paz, advirtiendo al entrenador que no quitara las bebidas de la mesa; petición negada. A la muestra un botón, salió tras tres meses al mando.
Por si fuera poco, los jugadores en aquella época tenían otro tipo de pensamientos, por ejemplo, luego de un juego planificaban su salida a un destino particular, y eso se hacía individualmente en vuelos privados, sin importar que a pocas horas deberían ponerse a órdenes. Hoy lo recuerda con simpatía, aunque admite que eran actos poco profesionales que en la mayoría de los casos, le costaba el cargo a sus superiores.