El club hispalense está haciendo un ridículo importante y un ejercicio de recogida de cable
Sergio Ramos volverá a jugar con la camiseta del Sevilla FC, pero no será sin polémica. Tras finalizar su etapa en el PSG, el futbolista nacido en Camas solo tenía un objetivo: volver a casa. Lo que pasa es que en dicha casa, no eran partidarios de su fichaje. Hasta que han visto las orejas al lobo.
Esa casa que abandonó con apenas 19 años para hacer historia en el Real Madrid, llegando a convertirse en uno de los mejores defensores de la historia del fútbol. Ahora, tras una carrera plagada de éxitos, regresa a casa con 37 años pero con la ilusión de un niño. El Sevilla FC ahora es el malo de esta historia, sobre todo después de los comentarios de sus dirigentes en torno a Sergio Ramos.
El Sevilla FC hace el ridículo con Sergio Ramos
El principal problema de todos es el miedo que tienen los dirigentes a los ultras. Ramos tiene cuentas que saldar con la afición sevillista. Una afición que le ha pitado cada vez que ha regresado al Sánchez Pizjuán y con la que quiere reconciliarse antes de finalizar su carrera. Los planes de Sergio Ramos pasan por retirarse en el Sevilla FC.
El Sevilla, con ese temor a los ultras, se ha desmarcado durante todo el verano con excusas patéticas. Que si solo querían jugadores jóvenes, que si buscan plusvalías… Pepe Castro llegó a decir que quería un avión, como respuesta al supuesto interés de Ramos en volver.
De quererlo fuera a besar por donde pisa
Más ridículo hizo Víctor Orta que tres días atrás se desmarcaba diciendo que no había ninguna posibilidad de fichar a Sergio Ramos y ha sido el encargado de recibirlo en el aeropuerto. El caso es que desde el Sevilla han iniciado un ejercicio de blanqueamiento, de asumir que estaban equivocados, de decir que ahora sí interesa…
El caso es que ahora se han dado cuenta lo que supone Sergio Ramos. Triplica la visibilidad en redes sociales, multiplica la venta de camisetas, pone al Sevilla en el foco mundial… Por eso es bastante grosero el cambio de actitud de Pepe Castro y un Víctor Orta que, si realmente pensaba que Ramos no cabía en su proyecto, está tardando en dimitir.