El que fuera dirigente de Unidas Podemos y ahora se dedica a dar guerra a través del micrófono, habla directamente de lo que puede pasar si la ultraderecha llega a gobernar
Pablo Iglesias y VOX jamás van a tener un mínimo acercamiento. Eso es algo que sabemos todos. Sin embargo, da la impresión de que sí pueden ser vasos comunicantes. Lo que hace uno repercute en el otro y viceversa. Cuando hay alguna situación fuera de tono de un lado, en el otro se vuelcan para contrarrestarlo.
Pablo Iglesias ya no ejerce, al menos de manera oficial, pero prosigue su particular guerra contra la derecha, en especial contra VOX. Del partido que dirige Santiago Abascal, el fundador de Podemos ha llegado a afirmar lo que haría en caso de ver a la derecha más radical en el Gobierno de España.
Pablo Iglesias explica qué pasará cuando gobierne VOX con el PP
“Cuando esté VOX con el PP en el Gobierno, muchos nos vamos a tener que ir a vivir a otro país ante el aplauso de buena parte de los medios de comunicación”, ha afirmado en un debate en la Cadena Ser. Un comentario, en su línea de radicalismo, que además de alertar a sus seguidores, también ha generado consecuencias en el otro extremo.
Porque vivimos en un país en el que los extremismos se están disparando. Hacia la izquierda y hacia la derecha. El discurso de odio, de unos y de otros, comienza a temer por un escenario más propio de los años 30. Un belicismo creciente, en el que no pueden convivir dos personas con ideales opuestos.
Las reacciones triunfales en VOX
No hay más que ver la reacción que desde VOX se ha tenido a las palabras de Pablo Iglesias. Espinosa de los Monteros afirma que ya tienen el cartel electoral más persuasivo de la historia de la Democracia. Rocío Monasterio sugiere que al salir, cierre la puerta. El triunfalismo se palpa.
La derecha se ve cada vez con mayores posibilidades. En el PP trabajan para no tener que depender de VOX, pero saben que va a ser muy difícil gobernar sin ayuda. En VOX, conscientes de que tienen la sartén por el mango, comienzan a mostrarse eufóricos ante la posibilidad real de llegar a la Moncloa.
