Adelina en “First Dates”: Cuando el humor no es el camino al corazón
En la noche del jueves, una nueva entrega del programa de citas por excelencia de la televisión, “First Dates,” nos dejó una cita llena de desencuentros protagonizada por Carlos y Adelina. A pesar de las altas expectativas de encontrar el amor, la velada no salió según lo planeado.
Carlos, un soltero valenciano de 62 años de edad, con un pasado como baterista y un historial amoroso considerable, llegó al restaurante contando que había tenido relaciones con 3.722 mujeres a lo largo de su vida, pero siempre con amor, según confesaba.
Adelina, la provocadora de Barcelona
La cita de Carlos iba a ser Adelina, una mujer de 56 años de Barcelona, que comenzaba diciendo: “Me gusta provocar, me gusta que los hombres me miren.” Se consideraba una persona con grandes dotes de seducción, pero todas sus relaciones previas habían terminado sin éxito. Cuando Adelina entraba por la puerta, Carlos estaba muy contento con ella, describiéndola como “una mujer guapa, que está bien” y dándole una buena impresión.
Sin embargo, la conversación entre los solteros comenzó con obstáculos. Parecía que no se entendían del todo. “No entendía, a lo mejor es porque estaba nerviosa o un poco sorda, pero no escuchaba bien las cosas,” decía Carlos. “No le veo con la misma energía que yo tengo,” recalcaba Adelina.
El humor como obstáculo
La velada empezó con un simple intercambio de nombres, pero pronto surgieron las diferencias. Cuando Carlos preguntó el nombre de Adelina, esta le mostró un tatuaje en el pecho con la palabra ”Ade”. Carlos, entusiasmado, la llamó ”mujerón,” un término que no le gustó a Adelina. “Tan grande no soy,” respondía ella. Carlos intentó aclarar que lo decía en el sentido de que ella estaba atractiva, pero no logró convencerla.
Carlos también intentó mostrar su sentido del humor, lo cual no encajó con la personalidad de Adelina. “Son chistes, pero no los he entendido porque ha dicho cosas groseras al mismo tiempo que normales,” confesaba ella. La cita avanzaba, y Carlos le contaba que había sido músico, lo que llevó a una acusación de parte de Adelina: había sido un golfo.