El periodista de La Sexta habla sin tapujos de la forma de que tiene Al rojo de vivo para lanzar informaciones
El famoso Ferreras Gate está haciendo muchísimo daño a La Sexta. Sin embargo, el protagonista absoluto de esta trama, que no es otro que Antonio García Ferreras, se desmarca constantemente de estas acusaciones apoyándose en los principios básicos del periodismo. Una estrategia que de momento le vale para seguir en su puesto con relativa comodidad.
Ferreras siempre responde con una frase a las acusaciones de fabricar informaciones falsas contra Unidas Podemos y Pablo Iglesias fundamentalmente. “Nunca hemos dado una información falsa sabiendo que era falsa”, se defiende el presentador de Al rojo vivo y jefe de Informativos de La Sexta.
La táctica para no ser absorbido por el Ferreras Gate
Si algo es García Ferreras es una persona inteligente, con experiencia en el mundo del periodismo y que conoce a la perfección los entresijos de la televisión. Por eso, cuando en su programa se han dado informaciones que resultaron ser falsas, la excusa para huir hacia adelante estaba muy bien construida.
Ferreras confía en sus fuentes, como todo periodista. Pero un periodista no está obligado a revelar dichas fuentes y siempre puede acudir a ese derecho para evitar líos. Es la pescadilla que se muerde la cola, Ferreras atribuye a un error de sus fuentes cuando información emitida en Al rojo vivo es falsa. Y como no tiene que revelar dicha fuente, todo queda en un vacío legal.
García Ferreras mantiene su poder mediático
Lo curioso del Ferreras Gate es que la mayoría de informaciones vertidas van contra Pablo Iglesias y la formación de Unidas Podemos. De hecho, seguramente haya sido de gran influencia en la retirada de Pablo Iglesias de la política activa. Porque la opinión pública siempre ha depositado su confianza en Ferreras.
Eduardo Inda, Villarejo o Florentino Pérez saben perfectamente que Ferreras es muy listo y no se va a dejar atrapar en un renuncio. Las investigaciones prosiguen. Pero la fuerza que tiene el periodista de La Sexta se mantiene intacta. Los tertulianos que no se han sentido identificados se han ido de su programa al calor del ente público. Eso sí, allí no pueden mojarse tampoco.