Al entrenador merengue nadie le saca de su mente su deseo por un jugador polémico
De los mediocentros o mediocampistas de dos áreas que mejor viene haciendo las cosas en el viejo continente está Milinkovic-Savic. El jugador de la Lazio ha interesado a una cantidad importante de equipos en donde destaca el Real Madrid. Sin embargo, se les está escapando la chance de contratarlo, y todo por una obsesión de Zinedine Zidane.
El nombre de la mencionada obsesión es Paul Pogba, activo del Manchester United que está pasando entera su etapa de recuperación. Zidane sigue instigando a sus jefes para que le extiendan la invitación y haga parte del proyecto de cara a la temporada que viene. Gusta su juego y su poderío físico, temas que Milinkovic-Savic puede suplir sin problema alguno.
Con solo 25 años y un presente impresionante, este serbio es la catapulta más solvente a la dilatada carrera de Luka Modric y de Toni Kroos. Ambos jugadores siguen estando en duda, más que nada por la merma de su rendimiento, atribuida a la edad que acarrean; ambos ya han superado la treintena.
Florentino sigue sin entender la maniobra por Pogba
Más viejo y más caro, así se ha manejado el tema en las últimas semanas. Pero nadie le hace entender a Zidane el caso, le quiere y no acepta recomendaciones de nadie. Tanta presión hasta ahora no ha resultado en nada, y mientras más semanas pasen, más parece estar complicado el asunto.
Esto solo le deja una satisfacción al PSG, equipo que estaba en carrera con el merengue por Serjev. Con el retiro del Real Madrid de la puja, quedan en solitario por esa posibilidad. Tienen el dinero y manejan informes demasiado positivos. Por 100 kilos se llevan un elemento que en Lazio acumula 194 partidos oficiales, con 36 goles y 26 asistencias. Impresionante.
Otros de los que estuvieron cerca fueron: Juventus, Inter de Milán y Chelsea, aunque este último ha sido descartado desde el inicio al negarse a poner en rueda a Olivier Giroud. Todo despejado, y el panorama al acecho, Real Madrid continúa a la espera, mientras el PSG se lleva el gato al agua; nadie sabe para quién trabaja.
