Controversia generada a partir de escandaloso rol intimo
En la industria actual, el filme que sencillamente no cumple con las expectativas simplemente es un desastre y se va; ideas que simplemente no tenían cabida en el cine de los 80 y 90, donde predominaba el argumento, reparto y el desarrollo de la trama para brindar un buen producto. Ejemplo de ello, Pretty Woman y su talentosa actriz Julia Roberts.
Esta producción innovadora de los años noventa tiene en su haber la módica suma en recaudo taquillero de aproximadamente 500 millones de dólares, acreditándose también el premio Globo de Oro a la mejor actriz principal de comedia o musical, siendo todo una revelación del cine de la época.
Siendo Roberts una delicada, joven y guapa actriz, los planes del director para con ella enmarcarían un hito en una sociedad tan conservadora en los años noventa, enrolándola en un mundo de prostitución, lujuria, drama y drogadicción impensado por aquellos años en Estados Unidos.
3.000, era el nombre que la cinta llevaría, haciendo alusión al costo por los servicios que el personaje de Julia Roberts prestaría al actor Richard Gere, que ponía una única condición sabiendo el problema de drogadicción por el que pasaba la prostituta (J.Roberts), cero consumo de cocaína mientras esta estuviese con él.
Finalmente, se conoció la bomba informativa que ponía a Meg Ryan como la más opcionada para personificar el papel de la peculiar y sensual trabajadora sexual, que claro, fue desbancada por las curvas y prominente futuro actoral de Roberts en su momento.