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Eslovaquia niega en la UE la oficialidad del catalán

Eslovaquia aclara la situación con el catalán

Eslovaquia, uno de los miembros clave de la Unión Europea, ha manifestado de manera inequívoca su posición sobre la posible oficialidad del catalán en el Congreso. Para que este idioma sea considerado lengua oficial en la Unión, debe serlo en toda España.

El epicentro de esta controversia radica en la política interna de España. Mientras el catalán goza de estatus oficial en Cataluña, a nivel nacional, la situación es diferente. Eslovaquia ha subrayado que, sin una oficialidad a nivel de todo el país, el reconocimiento europeo no es viable.

Fotografía de Zuzana Caputova, presidenta de Eslovaquia, relacionada con la postura sobre el catalán en la UE.
Zuzana Caputova, liderando la perspectiva de Eslovaquia sobre la oficialidad del catalán en la Unión Europea.

La base jurídica detrás de la decisión

La Unión Europea tiene protocolos claros en relación con las lenguas oficiales. El Reglamento 1 de 1958 dicta que para que un idioma sea oficial en la Unión, primero debe ser oficial en su país de origen. Esto supone un desafío para España. Aunque en ciertas comunidades autónomas se reconocen lenguas como el catalán o el euskera, el castellano es el único idioma oficial a nivel nacional.

Este marco normativo es un obstáculo para las aspiraciones de aquellos que desean un reconocimiento europeo para el catalán. La solución, en teoría, es simple: cambiar la Constitución española para otorgar al catalán (y posiblemente a otros idiomas) el estatus de lengua oficial. Sin embargo, en la práctica, esto es sumamente complicado.

Desafíos políticos y legales para España

Las tensiones políticas en España respecto al tema lingüístico no son para nada novedosas. Han existido durante décadas y se han intensificado en años recientes. Lograr el consenso necesario para una reforma de este calibre es, en el contexto actual, una tarea hercúlea.

Desde Eslovaquia y otros países de la UE, la situación se percibe más como un asunto interno de España. Sin embargo, el impacto potencial de tal decisión tiene repercusiones en toda la Unión. Es un recordatorio de que las decisiones nacionales pueden tener un alcance mucho más amplio en el escenario europeo.

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