Tres resoluciones no legislativas sobre IA para poder regular el avance desmesurado en un futuro sin dañar la continuidad de la humanidad
Este miércoles, el Parlamento Europeo ha dado un gran paso hacia la regulación de la Inteligencia Artificial (IA), una tecnología capaz de generar realidades paralelas que requieren adaptación. Con la aprobación de una propuesta pionera a nivel mundial, se abre la vía para que otros actores internacionales sigan el ejemplo y emprendan la regulación de este ámbito emergente.
La cuestión no es nueva. Ya en 2020 se plantearon tres resoluciones no legislativas sobre IA para empezar a allanar el terreno. La iniciativa legislativa preparada por Ibán García del Blanco (S&D) instaba a la Comisión Europea a diseñar un nuevo marco jurídico para desarrollar los principios éticos y las obligaciones jurídicas ligados al desarrollo, la implantación y el uso en la Unión de la inteligencia artificial, la robótica y otras tecnologías relacionadas, incluyendo el software, los algoritmos y los datos.
IA una evolución con un impacto revolucionario
García del Blanco resalta que la IA es una gran evolución y que su uso influirá en cómo evolucionamos como sociedad. Destaca la necesidad de informar sobre los pros y los contras de la IA, ya que es una tecnología que, aunque no es nueva, ha alcanzado un nivel de maduración que la hace parecer revolucionaria. García del Blanco propone que cualquier futura ley de IA debe adherirse a ciertos principios fundamentales.
Así, una inteligencia artificial centrada en el ser humano; seguridad, transparencia y rendición de cuentas; salvaguardias contra el sesgo y la discriminación; derecho a reparación; responsabilidad social y medioambiental; y respeto a la privacidad y protección de los datos. De esta forma, el informe de Axel Voss (PPE) aboga por un marco de responsabilidad civil que haga responsables a quienes trabajen con una IA de riesgo de cualquier perjuicio que esta pudiera causar.
IA y los derechos de propiedad intelectual
Así, un marco jurídico claro proporcionará seguridad a las empresas y también protegerá a los ciudadanos. El informe de Stéphane Séjourné (Renew Europe) enfatiza que el liderazgo mundial de la Unión depende de contar con un sistema de derechos de propiedad intelectual efectivo y con salvaguardias para el sistema de patentes de la Unión que protejan a los desarrolladores que innoven.
La norma clasificará los usos de la Inteligencia Artificial en cuatro niveles distintos de riesgo: prohibidos, de alto riesgo, de riesgo medio y de riesgo mínimo. Este enfoque permitirá regular la tecnología de manera adecuada, proporcionando protección y transparencia donde sea necesario, según las características que muestren en cada nivel.
