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¿Nadie habla de Florentino?… por ALBERT LLIMÓS

Toda la ira del madridismo se dirige hacia la figura de José Mourinho. Entregaron el club al portugués y ahora, en la derrota, el madridismo focaliza sus críticas en el entrenador que les ha mantenido en un clima de perenne irascibilidad. Un técnico que se marchará de la casa blanca provocando un seísmo terrible, peleado con todos sus futbolistas, apuñalado por los que habían sido sus legionarios más fieles (como Pepe, que viendo el resultado final de la batalla, ha enarbolado la bandera de Casillas).
Mourinho se irá de la Castellana con una Copa, una Liga, una Supercopa y veremos como cierra la temporada este año. Poco botín para el que se considera mejor técnico del planeta. Demasiados daños colaterales a cambio de tres o cuatro títulos en un trienio en el que la imagen del Madrid se ha visto degradada en todas partes. De este periodo, quedarán los goles de Cristiano, los regates de Ozil, las patadas de Pepe … pero, sobre todo, el dedo en el ojo de Mourinho a Tito Vilanova, la actitud mezquina del portugués agitando una lista de errores arbitrales o el desprecio a Casillas.
El Madrid ha sido un club convulso y la despedida de Mourinho aportará una tranquilidad imprescindible para continuar el proyecto. El entrenador se marchará muy lejos y el madridismo podrá respirar aliviado. Pero, deberíamos hacer dos lecturas críticas de todo esto. Primero, que cada uno haga examen de conciencia. ¿Cuántos periodistas le han reído las gracias a Mourinho hasta última hora? Segundo, ¿tenemos que mirar únicamente a Mourinho? Quizás el madridismo debería enfocar más arriba. Hacia las esferas superiores. Florentino Pérez ha dejado que Mourinho actúe impunemente. El presidente blanco nunca ha levantado la voz contra las temeridades del portugués. Ha callado. Ha sido un cobarde.
En Madrid deberían quitarse el velo y apuntar más arriba, a Florentino
Desgraciadamente, Florentino Pérez hace y deshace como quiere entre la prensa de la capital. Controla buena parte del sector periodístico. Pero a pesar de sus intentos por silenciar la opinión pública, debemos recordar que el ser superior ha ganado tres Ligas, una Champions y, de momento, una Copa en 10 años. Una década para conseguir 5 títulos importantes. Qué currículum …
Quizá en Madrid deberían quitarse el velo y apuntar más arriba. Mourinho debe caer, pero con él se debería llevar al constructor que quería levantar un imperio sin vigas ni ladrillos.

¿Nadie habla de Florentino?… por ALBERT LLIMÓS

Toda la ira del madridismo se dirige hacia la figura de José Mourinho. Entregaron el club al portugués y ahora, en la derrota, el madridismo focaliza sus críticas en el entrenador que les ha mantenido en un clima de perenne irascibilidad. Un técnico que se marchará de la casa blanca provocando un seísmo terrible, peleado con todos sus futbolistas, apuñalado por los que habían sido sus legionarios más fieles (como Pepe, que viendo el resultado final de la batalla, ha enarbolado la bandera de Casillas).
Mourinho se irá de la Castellana con una Copa, una Liga, una Supercopa y veremos como cierra la temporada este año. Poco botín para el que se considera mejor técnico del planeta. Demasiados daños colaterales a cambio de tres o cuatro títulos en un trienio en el que la imagen del Madrid se ha visto degradada en todas partes. De este periodo, quedarán los goles de Cristiano, los regates de Ozil, las patadas de Pepe … pero, sobre todo, el dedo en el ojo de Mourinho a Tito Vilanova, la actitud mezquina del portugués agitando una lista de errores arbitrales o el desprecio a Casillas.
El Madrid ha sido un club convulso y la despedida de Mourinho aportará una tranquilidad imprescindible para continuar el proyecto. El entrenador se marchará muy lejos y el madridismo podrá respirar aliviado. Pero, deberíamos hacer dos lecturas críticas de todo esto. Primero, que cada uno haga examen de conciencia. ¿Cuántos periodistas le han reído las gracias a Mourinho hasta última hora? Segundo, ¿tenemos que mirar únicamente a Mourinho? Quizás el madridismo debería enfocar más arriba. Hacia las esferas superiores. Florentino Pérez ha dejado que Mourinho actúe impunemente. El presidente blanco nunca ha levantado la voz contra las temeridades del portugués. Ha callado. Ha sido un cobarde.
En Madrid deberían quitarse el velo y apuntar más arriba, a Florentino
Desgraciadamente, Florentino Pérez hace y deshace como quiere entre la prensa de la capital. Controla buena parte del sector periodístico. Pero a pesar de sus intentos por silenciar la opinión pública, debemos recordar que el ser superior ha ganado tres Ligas, una Champions y, de momento, una Copa en 10 años. Una década para conseguir 5 títulos importantes. Qué currículum …
Quizá en Madrid deberían quitarse el velo y apuntar más arriba. Mourinho debe caer, pero con él se debería llevar al constructor que quería levantar un imperio sin vigas ni ladrillos.

Betis-Celta, domingo 12 a las 17 horas

Betis: Joel Campbell en el partido de Vigo jugado en la primera vueltaPor fin vuelve el Betis a disputar un partido oficial en horario ‘normal’ como local. Tras disputar los últimos encuentros en el Villamarín fuera del fin de semana, viernes o lunes, (Osasuna, Getafe, Sevilla y Deportivo de La Coruña), la Liga de Fútbol Profesional ha decidido que el encuentro de la 35ª jornada de Liga de Primera división entre el conjunto verdiblanco y el Celta de Vigo se dispute el próximo domingo 12 de mayo, a partir de las cinco de la tarde. Será televisado por Canal + Liga y Gol TV.Regresa de esta forma el Betis a jugar en domingo, tras el partido que jugó ante el Málaga a las 21 horas y que ganó por 3 a 0.

35ª Jornada Primera división

Viernes, 10 de mayo:

 21:00 Levante-Zaragoza.

 Sábado, 11 de mayo:

 16:00 Athletic Club-Mallorca.
 18:00 Valladolid-Deportivo.
 20:00 Osasuna-Getafe.
 22:00 Espanyol-Real Madrid.

 Domingo, 12 de mayo:

 12:00 Rayo Vallecano-Valencia.
 17:00 Real Betis-Celta de Vigo.
 19:00 Atlético de Madrid-Barcelona.
 21:00 Málaga-Sevilla.
 
 Lunes, 13 de mayo:

 22:00 Real Sociedad-Granada.

Si se gana la Liga, la temporada volverá a ser un éxito rotundo… por CRISTIAN PULINA

No nos equivoquemos. Las críticas van enfocadas hacia la gestión – técnica y directiva – por una parte y por otro a la actitud de determinados  jugadores en las últimas dos temporadas – porque no, esta no es la primera temporada que vemos a alguno con un rendimiento irregular, como ya hemos comentado ayer… –
La preocupación por el futuro del club a corto y medio plazo, no debe bajo ningún concepto, silenciar que la más que probable conquista de la Liga – ojalá que este mismo Sábado, y si no es posible, pues el próximo fin de semana -, convierte esta temporada en la quinta consecutiva sumando fantásticos éxitos, y cito:
2008/09—> Liga, Copa y Champions
2009/10—> Supercopa de España, de Europa, Mundial de Clubes y Liga
2010/11—> Supercopa de España, Liga y Champions
2011/12—> Supercopa de España, Supercopa de Europa, Mundial de Clubes y Copa del Rey
2012/13—> ¿Liga?
Cinco años conquistando siempre uno de los tres grandes títulos es un éxito tremendo, pero es que si además le sumamos el haber ganado varios de los grandes títulos en la misma temporada, otros títulos de menos caché y sobre todo, que cuando no se han ganado títulos se ha llegado casi siempre lejísimos en cada competición (semifinales de Champions y Copa o subcampeonatos…), tenemos que el trabajo de estos jugadores es, como ya decía tras el descalabro en Münich, absolutamente fantástico.
Esta Liga todavía puede ser histórica si se aprieta un poco
Difícil conseguirlo, pero no imposible. El Barça tiene a tiro de 6 victorias consecutivas, el récord de puntuación liguera que la temporada pasada le arrebató el Real Madrid al conseguir los 100 puntos. Obviamente, es un “récord simbólico”, pero que habla bien a las claras del fantástico trabajo que ha tenido que realizar el equipo para conseguir la Liga.
No confundir decepción con fracaso.
Alguno estará pensando: “sí, sí, dale el valor que quieras a la Liga, pero esta temporada es un fracaso”. Respeto su opinión, eso sí, me gustaría saber cuanto tiempo lleva siguiendo al Barça, porque si hace justamente 10 años, me dicen que el Barça gana una Liga, me echo a llorar de la alegría – hace exactamente 10 temporadas, el Barça quedaba fuera de los puestos que dan acceso a la Champions League y sudaba para conseguir una plaza para la Europa League (antes Copa de la UEFA) -.
En mi opinión, ganar uno de los tres grandes títulos siempre supone que la temporada sea un éxito, especialmente si es la Liga o la Champions, y si bien es cierto, esta Liga ha carecido de bastante emoción – ¿vamos a culpar al Barça por ser demasiado bueno? -, no podemos jamás quitarle el valor que tiene.
Los fallos ante el Real Madrid y posiblemente ante el Bayern han sido dolorosos y muy decepcionantes. Hemos fracaso en Copa y seguramente en Champions, pero la temporada no es un fracaso, sino un éxito.
Hoy a partir de las 18:00 despedida de San Mamés
Fiesta del fútbol en la ‘Catedral’. Con Bielsa y este Barça los goles están asegurados. En condiciones normales estaría convencido de la victoria del Barça, pero tras el durísimo golpe emocional de Münich, las más que probables rotaciones, lo encarrilada que está la Liga y la enorme necesidad que tiene el Athletic de sumar puntos, creo que estamos ante un partido de pronóstico muy incierto.
Con una nueva victoria, el Barça se colocaría a tan sólo una de ser campeón de Liga de manera matemática, y de perder el Real Madrid en casa del Atletico (el partido se disputará justo después, a partir de las 20:00), el Barça se proclamaría campeón de Liga sin necesidad de jugar el próximo partido.
Sea cuando fuere, parece casi imposible que se escape esta Liga, la número 22 en la historia del Barça, y la 6ª en las últimas 9 temporadas, una marca absolutamente impresionante que habla por sí sola de la eficacia del proyecto y Modelo Deportivo actual.
VAMOS
CRISTIAN PULINA / vijugaraleomessi.blogspot.com.es

El milagro del Deportivo es el ‘hechizo’ de sus delanteros

Rki celebra uno de sus trascendentales goles.El milagro del Deportivo está asombrando a toda la Liga. Hace un par de meses estaba prácticamente desahuciado. La negativa tendencia le llevó a tocar fondo y devoró al segundo entrenador de este curso. A la tercera, con Fernando Vázquez, fue la vencida. El técnico gallego parece haber ‘hechizado’ al equipo con su ilusión. Especialmente a los delanteros,

El Depor prepara una bombonera para el ‘partido del siglo’

Riazor va a estar hasta reventar el domingo ante el Athletic. (Foto davidparedes.es)Ya dijo Ander Herrera que el duelo del domingo (17.00) en Riazor va a ser el ‘partido del siglo’ por lo que hay en juego. Pues de momento los de Lendoiro preparan una buena bombonera a los leones. El Deportivo tras agotar las entradas a precio especial para los acompañantes de los socios dispone ya de menos de 2.000 localidades para vender y llenar el campo.

El Depor prepara una bombonera para el ‘partido del siglo’

Riazor va a estar hasta reventar el domingo ante el Athletic. (Foto davidparedes.es)Ya dijo Ander Herrera que el duelo del domingo (17.00) en Riazor va a ser el ‘partido del siglo’ por lo que hay en juego. Pues de momento los de Lendoiro preparan una buena bombonera a los leones. El Deportivo tras agotar las entradas a precio especial para los acompañantes de los socios dispone ya de menos de 2.000 localidades para vender y llenar el campo.

El Depor prepara una bombonera para el ‘partido del siglo’

Riazor va a estar hasta reventar el domingo ante el Athletic. (Foto davidparedes.es)Ya dijo Ander Herrera que el duelo del domingo (17.00) en Riazor va a ser el ‘partido del siglo’ por lo que hay en juego. Pues de momento los de Lendoiro preparan una buena bombonera a los leones. El Deportivo tras agotar las entradas a precio especial para los acompañantes de los socios dispone ya de menos de 2.000 localidades para vender y llenar el campo.

Wigan es fútbol y es Europa… por AXEL TORRES

No es fácil enamorarse del Wigan. Por televisión, su moderno estadio proyecta la imagen más fría de todos los recintos en los que se disputa la Premier League. Nunca se llena, y muy a menudo, el ambiente lo generan más los hinchas visitantes que ocupan las 4.000 plazas del away end que los propios habitantes de la ciudad. El Wigan no puede seducir a aquellos curiosos que se aproximan a su realidad con cuentos de hadas ni figuras legendarias. Aquí no hay un Brian Clough, un Matt Busby, un John Toschack ni un Bill Shankly. Es un pueblo gris -porque es un pueblo, es un town, no tiene catedral ni universidad y por lo tanto no es una city- que te da la bienvenida con antipáticos edificios que parecen fábricas viejas. La tradición obrera, revolucionaria, orwelliana -el autor de 1984 llamó The Road to Wigan Pier a una de sus obras más famosas de su periodo inicial- se percibe en cada rincón y en cada esquina, y no puede disimularla ni la pequeña calle principal que han intentado arreglar con un centro comercial y algunos cafés que podrían estar en cualquier otra parte. Este es un lugar que creció con el boom de la industria téxtil en la vecina Manchester y que ejerció durante mucho tiempo como una de sus ciudades-dormitorio cercanas. Aún lo sigue siendo, en realidad. Wigan es una estación de paso en la línea de tren que une Merseyside con Greater Manchester; un punto equidistante entre las dos grandes metrópolis del oeste de Inglaterra.
Los dos mejores clubes del país -y sus dos potentes rivales ciudadanos- estaban a media hora cada uno. Hacia el Oeste, el mar, Anfield, Goodison y los Beatles. Hacia el Este, Old Trafford, Maine Road y la movida musical que Winterbottom describe en esa pequeña obra de arte del cine musical underground que es 24 hours party people. Y alrededor, en el histórico condado de Lancashire, equipos que crecieron en la misma realidad social que el Wigan pero que tuvieron desde siempre mucho más éxito: el Bolton, el Blackburn, el Burnley, el Preston, el Blackpool… Era imposible levantar la voz en un panorama futbolístico dominado por el overbooking. Así que la gente de Wigan decidió apostar por el rugby a trece, y su equipo se convirtió en el mejor del país. “Los Warriors son el Manchester United de la Rugby League”, cuentan siempre al desorientado visitante que se interesa por su historia. Wigan se acostumbró al éxito: a ganar títulos, a disputar derbis contra el St. Helens en lo que venía a ser el mejor partido posible de Inglaterra, a disfrutar de la gloria que había alcanzando eligiendo el otro deporte. Y cuando uno gana a menudo, claro, siente poco interés por el que pierde. Al aficionado de los Warriors, la cuarta división en la que jugaba el equipo de fútbol, el Wigan Athletic, le parecía poca cosa. Y ni acudía al campo ni seguía demasiado sus resultados. De ahí nació una curiosa rivalidad: en la ciudad de Wigan, las típicas discusiones sobre los partidos del fin de semana en el trabajo y en las escuelas las protagonizaban equipos de dos deportes distintos. La gente de los Latics empezó a sentir antipatía por los hinchas de los Warriors, que les trataban con desprecio, con cierto paternalismo perdonavidas. “En uno de nuestros primeros partidos en Wigan” -cuenta Roberto Martínez rememorando su llegada al club como jugador en 1995- “estábamos jugando un partido en casa y la pelota estaba en el medio del campo. De repente, la hinchada empezó a gritar enloquecida. Nos miramos con Seba e Isidro y no sabíamos qué estaba ocurriendo. Preguntamos y nos dijeron que los Warriors habían perdido un título y nuestra afición lo estaba celebrando”.
Esta semana, el Wigan Athletic ha sido objeto de muchas burlas porque fue incapaz de agotar las 31.000 localidades que le correspondían de cara a la primera semifinal de FA Cup de su historia. Vendió 21.000 y tuvo que devolver el resto. Su fondo en Wembley ofrecía ayer en el partido ante el Millwall un aspecto triste, con muchos asientos rojos vacíos. Era el partido más importante de su historia y, aparentemente, no había podido movilizar a su gente para ofrecer una mejor imagen al mundo. Esta realidad aumentó la etiqueta de club “casi artificial” que se ha creado alrededor del Wigan Athletic: “es un pueblo de rugby, el equipo no tiene ni tradición ni afición, sobran en la Premier League”, comentan a menudo los aficionados de otros clubes con más historia y masa social. Obviamente, esta es una visión respetable, pero, como en la mayoría de asuntos, hay que ponerse en la piel de la otra parte y escuchar sus valoraciones.
“Cuando llegamos, normalmente venían a vernos entre 1.500 y 2.000 personas cuando jugábamos en casa… En los partidos buenos contra equipos de la parte alta podíamos alcanzar los 4.000 espectadores. Este es el Wigan que conocimos cuando fichamos en 1995. Ver que diecisiete años después este club ha crecido tanto como para desplazar a 21.000 aficionados a Londres un sábado por la tarde, sabiendo además que no habría ya trenes de vuelta cuando terminara el partido, es muy satisfactorio”, cuenta Roberto Martínez. “Hemos conseguido que la gente del rugby se interese por el fútbol y que ahora siga a los dos equipos”. Este es el mérito del Wigan Athletic. Ayer, su semifinal contra el Millwall concentró en Wembley a cerca de 63.000 espectadores, casi 2.000 más que los que vieron unas horas antes el Arsenal-Norwich en el Emirates. Wembley daba la impresión de estar medio vacío y, efectivamente, registró la peor entrada en una semifinal desde su reconstrucción. Pero la cifra total de asistencia parece muy respetable teniendo en cuenta qué equipos jugaban.
Roberto Martínez considera que todo el mérito de este fenómeno pertenece al presidente y propietario del club, Dave Whelan. Whelan había sido jugador de fútbol, pero su carrera se truncó precisamente en Wembley, en la final de la FA Cup de 1960 que perdió con el Blackburn Rovers ante el Wolverhampton y en la que se rompió la pierna. Tardó dos años en recuperarse, y luego ya no pudo alcanzar el mismo nivel. Nacido en Bradford pero criado en Wigan, Whelan compró el club gracias al éxito de sus tiendas de deportes JJB y su fábrica de pasteles de carne. No necesitó mucho dinero para conseguirlo: los Latics se encontraban en cuarta división, cerca del descenso al fútbol no profesional, y nadie estaba interesado en ellos. “¿Qué objetivo tiene usted con este club?”, le preguntaron a los pocos días de efectuar la compra. “Quiero llegar a la Premier League”, contestó. Whelan aún recuerda las carcajadas de los presentes. Parecía el sueño imposible de un lunático: ¿Premier League, en una ciudad como esta, con un equipo sin afición? Allí empezó a cambiar la historia.
La inversión de Whelan no fue especialmente extraordinaria. El club ha ido creciendo poco a poco a nivel económico, pero sería impreciso compararlo con otras entidades que han recibido grandes aportaciones de capital extranjero y han reventado el mercado. Su idea fue siempre diferenciarse, hacer algo distinto para atraer la atención y ofrecer cosas que no se veían en su división, repleta de equipos casi idénticos en su manera de jugar y en su estructura. Habló de fichar a jugadores españoles y preguntó a su gente. Paul Hodgetts, el encargado de la tienda de JJB en Zaragoza, le dijo que había tres futbolistas interesantes en el filial del equipo maño. Eran Jesús Seba, Isidro Díaz y Roberto Martínez. Roberto, sin embargo, se había marchado ya de regreso a su pueblo, Balaguer, cerca de Lleida. Estaba jugando en Tercera División y el entrenador del Wigan Athletic en aquella época, Graham Barrow -hoy ayudante suyo en el staff técnico-, viajó a un partido ente el Balaguer y Las Palmas B de la final de la Copa Federación de 1995 para verle en acción. El fichaje se concretó y los tres viajaron a Wigan sin saber a dónde iban: “a un equipo de cuarta división cuyo nombre no habíamos escuchado jamás, en Inglaterra… Parecía una locura…”, cuenta Jesús Seba. Aquello fue un punto de inflexión para el Wigan Athletic. Y aunque la ascensión hasta la Premier tuvo varios protagonistas destacados, con el entrenador Paul Jewell aún ostentando el mayor de los honores -dos ascensos desde la tercera hasta la máxima categoría, las dos primeras permanencias y una final de la Copa de la Liga-, aquella maniobra de Whelan cambió la historia deportiva de la ciudad de Wigan.
La afluencia al estadio fue creciendo según el equipo iba consiguiendo ascensos, pero la mentalidad de la gente seguía muy asociada a la cultura del rugby. Roberto Martínez había triunfado en el Swansea en su primera experiencia como entrenador proponiendo un fútbol asociativo en una división dominada por “el juego de porcentajes; aquel que promovió la FA publicando libros que explicaban que, si metes veinte balones en el área, uno acabará en gol”. Volvió a Wigan, esta vez como entrenador, en el verano de 2009. Whelan quería que implantara esa forma de jugar en su antiguo club, pero el público no estaba nada acostumbrado a ella. Y le costó mucho entenderla. Jordi Gómez, que ayer firmó un partido memorable en Wembley, fue la principal víctima de aquella incomprensión. Jordi había deslumbrado en Swansea y Roberto no tuvo dudas a la hora de pedirle que le acompañara en el viaje desde Gales a Lancashire. Pero arrancó el nuevo proyecto y, cada vez que el centrocampista barcelonés pausaba el juego o entregaba la pelota hacia atrás, la grada se le echaba encima. Esta relación tan difícil entre el talentoso media punta y la afición dificultó enormemente su adaptación a la Premier League y retardó su impacto en el Wigan. Pero ahora, al final del cuarto año, Jordi es un jugador muy importante en el equipo y sus cualidades marcan diferencias.
Ayer, en la semifinal de FA Cup ante el Millwall, Roberto Martínez se enfrentaba a un entrenador al que conoce muy bien: Kenny Jackett, el hombre que decidió no renovarlo cuando él era el capitán del Swansea City, y el manager al que él mismo reemplazó solo unos meses más tarde en el Liberty Stadium. En aquella decisión del verano de 2006 había, por supuesto, un componente evidente de oposición en la manera de entender el juego. Roberto era un centrocampista menudo y técnico y Jackett, pese a reconocer que el catalán había tenido un peso importantísimo a la hora de rescatar al club del descenso a la Conference, prescindió de él a los 32 años pensando que ya no poseía la energía necesaria para encajar en su estilo más pragmático y físico. No solo aquel episodio sobrevolaba ayer la zona técnica de Wembley en forma de morbo: también el hecho de que Roberto, cambiando por completo la forma de jugar del equipo, iniciara el proceso exitoso del Swansea reemplazando a un Jackett que se había rendido en el intento. El Wigan-Millwall se presentaba como una especie de duelo entre el Swansea antiguo y el Swansea moderno; entre el Swansea de antes de febrero de 2007 y el Swansea de después. Ambos sabían muy bien qué podían esperar del oponente. Y ambos fueron fieles a sus ideas, creyendo firmemente que en su convicción estaba la clave del éxito. Roberto propuso el equipo más asociativo posible, juntando a McCarthy, Jordi Gómez y Maloney en un triángulo que dominó el partido. Jackett lo fio todo al orden, al físico y a la fe, y consiguió que el Wigan lo pasara mal durante quince minutos tras haberse impuesto por completo en la primera hora. Fue como una especie de confirmación de que el estado de ánimo aún es capaz de dictar el destino de un encuentro, al menos de manera parcial. El Millwall, que parecía estar a años luz de poder competir con el Wigan, tuvo una falta peligrosa a favor, la mandó arriba por poco y se dio cuenta de que tenía el empate más cerca de lo que creía. Se animó y con mucho empuje incomodó a los Latics, que solo respiraron tranquilos cuando Jordi Gómez se inventó ese pase delicioso a McManaman y el 2-0 confirmó que el Wigan jugaría la primera final de la FA Cup de su historia. Fue una victoria simbólica, la más representativa posible de ese cambio de estilo que Roberto ha efectuado en el club de su vida. Gómez se paró en seco en Wembley y detuvo el vértigo. Espero que los demás se movieran. Aguantó tanto que el hincha de los Latics de toda la vida debió recordar que, no hace mucho, tanta pausa le desesperaba. Y entonces sí, le mostró a la grada la asistencia que solo él había intuido.
No hubo tiempo para muchas celebraciones. Roberto volvió a entregar el mérito a Dave Whelan y afirmó que su vida debería ser llevada al cine. No estaría mal: empezaría con la historia del niño que vio una moneda en la calle y subió a un autobús en el que se encontraría por azar a su padre retornando de la guerra, y continuaría con el proceso que llevó al ex futbolista retirado a triunfar en negocios diversos y a unir simpatías enfrentadas de fútbol y rugby. El equipo no se regodeó en la miel de su primera vez y renunció a la noche post-victoriosa de Londres. La octava permanencia en la Premier está, como todos los años, muy complicada, y la prioridad de la expedición fue volver a Wigan y empezar a preparar ya desde hoy el duelo del miércoles ante el Manchester City. Será un anticipo de la final de la FA Cup, ya que, instalados en su rinconcito entrañable de cielo gris suave de Lancashire, los jugadores supieron por la tarde que el rival en el regreso a Wembley será el vecino sky blue. Festejaron sus goles frente al Chelsea como si fueran propios, porque significaban que en Wigan, en esa Wigan tan fea y tan fría que uno empieza a aprender a querer por ese extraño afecto que se puede llegar a sentir hacia lo auténticamente antiestético, la próxima temporada se jugará la Europa League.

Territorio por conquistar

Esta temporada es diferente. A estas alturas, ocurra lo que ocurra al final, es algo que podemos asegurar sin miedo a equivocarnos. El ramillete de alegrías coleccionadas, empezando por la victoria en el derbi de Anoeta al Athletic, y continuand…

Cómo se ven, cómo nos ven: Jose Sanchís

El periodista mallorquín que actualmente trabaja en Gol Television charla con Riazor.org antes del decisivo encuentro del domingo. En esta ocasión, ‘Cómo se ven, cómo nos ven’ se transforma a multimedia y podrás escuchar la entrevista. Una entrevista que se convierte en charla. En un sistemático intercambio de opiniones entre dos periodistas que hablan, cada … Sigue leyendo

El artículo previo a la final de Copa… por SANTIAGO SEGUROLA

La Copa es el torneo interclasista por naturaleza, y en España más que en la mayoría de los países. En los últimos 20 años ha sido la rendija que han encontrado los equipos para escapar del aplastante dominio del Real Madrid y Barça en el fútbol español. El Valencia, Sevilla, Español, Deportivo, Zaragoza, Mallorca y Betis encontraron la manera de conquistar un título de prestigio. La final, que esta noche enfrenta al Barça con el Athletic de Bilbao, no tiene la pompa de la FA Cup, pero representa mejor que cualquier otro partido la fiesta del fútbol español.
Durante la dictadura franquista, la final se disputó casi siempre en Madrid, en el estadio Bernabéu. Para el Athletic y el Barça, significaba una oportunidad que trascendía el deporte. Sus hinchadas, especialmente la bilbaína, se trasladaban en masa a la capital de España para manifestar su pasión por el equipo y para desagradar al dictador. Las peculiaridades sociopolíticas de los dos equipos eran evidentes. El fastidio que causaban a los sectores más franquistas, también.
Siempre ha parecido en España que el Barça y el Athletic gastaban más energía en la Copa que el Real Madrid, cuya primera obsesión ha sido la Copa de Europa, su torneo fetiche. Sin embargo, la abrumadora desigualdad que preside el fútbol español ha devuelto el protagonismo en la Copa tanto al Barça como al Real Madrid. El pasado año, Mourinho celebró como un éxito estratosférico frente al Barça, en el incandescente Mestalla. De las últimas cuatro ediciones, el Barça ha alcanzado la final en tres ocasiones. Los dos grandes se han vuelto a tomar en serio el torneo y no quieren dejar una migaja a nadie.
Cerca de 40.000 hinchas vascos acudirán a Madrid para apoyar a su adorado Athletic de Bilbao. Más de 15.000 no podrán asistir al partido. Se disputará en el Vicente Calderón tras la negativa del Real Madrid a permitir que su estadio, con 30.000 localidades más, fuera el escenario de la final. La derecha más recalcitrante apoyó la negativa. No quería una fiesta de vascos y catalanes en el Bernabéu. El madridismo más intolerante daba por supuesto que el Barça ganaría la final, y eso figuraba en sus peores pesadillas. Con la excusa de unas obras menores, el Madrid negó el permiso. Se eligió el Vicente Calderón, al sur de la ciudad, en medio de la irritación de los hinchas del Athletic, muchos de los cuales han pagado precios desorbitados en el mercado negro para adquirir una entrada.
El clima previo al partido se ha visto alterado por Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, representante del sector más derechista del Partido Popular, el que actualmente gobierna en España. Aguirre, cuya capacidad para la demagogia no admite rival en la política española, ha declarado esta semana que la final debería suspenderse si se escuchan los silbidos habituales de las hinchadas del Athletic y el Barça cuando suena el himno español. En el mismo día de sus declaraciones, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid permitió una manifestación fascista el día de la final, en el centro de la capital de España.
De repente, la final de Copa ha adquirido un color extremadamente político. Muchos aficionados del Athletic y del Barça tienen miedo a viajar a Madrid. Sienten que no serán bien recibidos y temen un clima de violencia artificialmente provocado por unos políticos irresponsables. Hace tres años, en Valencia, los dos equipos se enfrentaron en una final donde abundaron los silbidos al rey durante un minuto. Luego prevaleció un ambiente extraordinario. Cuando terminó el encuentro, con la victoria del Barça por 4-1, la hinchada del Athletic saludó con respeto al campeón. Los jugadores azulgrana, encabezados por Puyol y Xavi, que portaban una ikurriña y una bandera del Athletic, se dirigieron al sector vasco y homenajearon a los hinchas.
Siempre es deseable el mayor de los respetos a los símbolos, pero alguna gente olvida el primer deber democrático es garantizar la libertad de expresión. El problema es que las pulsiones autoritarias de algunos políticos son más fuertes que la tolerancia con las opiniones contrarias. Hay gente que tiene una idea patrimonial de la nación. O se hace lo que ellos quieren o te lo harán saber por la fuerza.

Así queda el cuadro de cuartos de final de Copa del Rey 2014

Los horarios de cuartos de final son los siguientes: – Ida: . Martes 21-Enero Espanyol-Real Madrid (21.00h) . Miércoles 22-Enero Real Sociedad-Racing (20.00h) Levante-Barcelona (22.00h) . Jueves 23-Enero Atlético de Madrid-Athletic Club (21.00h) – Vuelta: . Martes 28-Enero Real Madrid-Espanyol (21.00h) . Miércoles 29-Enero Athletic-Atlético de Madrid (20.00h) Barcelona-Levante (22.00h) . Jueves 30-Enero Racing-Real Sociedad … Leer más