La cita entre ambos comensales vascos en el restaurante del amor tuvo sus altibajos pero dejó frases que pasarán a la historia del programa de Cuatro
Asier y Mónica pasearon por el restaurante de First Dates sus buenas costumbres del norte. Asier, sin ningún pudor y con poca sutileza, habló claro a Carlos Sobera sobre lo que veía en su cita. Mónica, por su parte, nada más entrar en el restaurante ya dejó una pista clara de su procedencia, algo que encantó a Asier.
“Un calimocho, por favor”, dijo nada más presentarse. Una pista inequívoca de que era del norte y muy probablemente vasca. Quizás por ese espíritu norteño, Mónica ni se inmutó de las barbaridades que decía el bueno de Asier. Los espectadores de First Dates se divirtieron de lo lindo con la disparatada cena de ambos.
Asier dice lo que piensa de su cita en First Dates
Asier ya entró en First Dates como dando a entender que iba a dar espectáculo. Sin ningún tipo de pudor, nada más ver a su cita entrar por la puerta le soltó a Carlos Sobera: “Tiene buenas tetas, hay donde agarrar”, afirmó con una sonrisa de oreja a oreja. Eso sí, antes de ese comentario se había descrito a sí mismo como “un tío de la hostia”.
No tenía apuro ninguno en utilizar tacos como si estuviera en el bar con sus amigos de siempre. Y claro, Carlos Sobera, aunque haya visto de todo, un poco se sorprendió de primeras. Sin embargo, lejos de amilanarse, Sobera también sacó su arraigo de Barakaldo para disfrutar de la pareja.
Mónica acepta una segunda cita después de abroncar a Asier
Para Mónica, Asier solo cometió un grave error en First Dates. Y es que, al explicar la razón de haber ido al programa de citas, Asier fue totalmente sincero y reconoció que su madre tuvo mucho que ver. Asier es un tipo independiente, que vive feliz sin pareja y que no se había parado a pensarlo hasta que su madre le sugirió.
Esta cuestión no le gustó nada a una Mónica que se sentía ignorada por su cita. Sin embargo, tras echárselo en cara, la mujer de 45 años terminó por aceptar una segunda cita. Eso sí, con la condición de que Asier se preocupara realmente por conocerse y dejase atrás los consejos de su madre.