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El artículo más leído de este blog sigue siendo “Quo Vadis Real Madrid”, titulado así en referencia a la película que relataba los últimos días de Nerón. El último párrafo era este:

“Peligro Floren: la masa social se acabará dando cuenta, y os echará a ti, a Mou, a su panda de matones portugueses y, espero, a toda esa prensa que sufragas y que se baña en su propia inmundicia cada día…que es la misma mierda en la que tú estás permitiendo que un enfermo bañe al club que presides… Por cierto, de parte de Valdano… ¿Quo Vadis Florentino?”

Está claro que para vidente no valgo. La masa social es eso… masa. Y a la masa le inyectaron en vena el mantra del “ser superior” y sigue intocable el tío. Le dieron barra libre a Pérez para hundir el club en el desprestigio internacional, dando el OK al fichaje del tipo más rastrero, con tal de intentar parar “como fuera” al enemigo que les acomplejaba ya desde los tiempos en que Ronaldinho enterró a los galácticos, pero sobre todo desde el reciente baile del 2-6: el F.C. Barcelona.

Cuando Benquerença apuñaló al Barça, Florentino, que en fútbol tiene un coeficiente intelectual parejo al de Roncero o Siro López, pensó que Mou era el chuli-pistolero con el que mataba dos pájaros a un tiempo: tirotear al Barça y, a la vez a las figuritas del vestuario merengue, ante las que feneció en su primer mandato. Craso error. Porque Mou, al igual que Nerón vio la maqueta de su futura Roma y la quería rebautizar como “Nerópolis”, pensó que con sus malas artes podría dar a luz al “Real Moudrid”… Y evidentemente abortó. Porque los saltos cualitativos que da un club siempre tienen que ver con el FÚTBOL. Te llega un Kubala y hay que hacer un estadio nuevo porque la gente no cabe. Tienes (o trincas) a Di Stéfano, y pone en el mapa mundi a un club irrelevante en la primera mitad de siglo XX. Aterriza un Rinus Michels, un Sacchi, un Cruyff o un Guardiola y revolucionan el fútbol universal, y sus clubes dan un salto en prestigio impresionante. Y lo mismo si disfrutas de Ronaldinho o Messi. Porque por muy adulterado y corrupto que esté este negocio, cuando un tipo hace con un balón una obra de arte, el mundo se paraliza.

Pero las palabras “fútbol” y “Mourinho” son antónimos flagrantes. Eso lo ve un ciego. Ya puse en un tweet que sus aportaciones al fútbol son parecidas a las de Miguel Bosé a la promoción de la heterosexualidad. Todo el chiringuito que montó Florentino para Mou se basó siempre en el “como sea”, y como ese material no sirve para cimentar nada, pues el tinglao se ha ido a tomar por saco. Como además, al lado de este tío Atila iba de puntillas como Chiquito, el páramo que deja es como para rodar espagueti westerns.